Fuensanta opina que eso es de tanto ver películas de acción
y tantos juegos violentos. Pero ahora es cuando llega el sueño que tuve anoche,
totalmente distinto y por el cual he pedido a dos grandísimas personas que
entrasen a leer esto.
El sueño comienza en mi casa cuando recibo una llamada
inesperada. Mauricio Munera, una de las mejores personas que he conocido jamás,
necesitaba pedirme un favor, tenía que cuidarle al pequeño Mathías durante unos
días. Al poco aparecía en mi casa con el
niño en brazos y me lo dejaba a cargo. Fue una imagen fea, el ver a un padre
tener que alejarse de su hijo de esa manera. Pero el enano no se daba cuenta de
que pasaba. Jugábamos durante horas tirados por el suelo y había un montón de
gente correteando también por el sótano, muchos amigos míos y un par de
personas que ahora mismo no les pongo cara pero no me sonaban de nada. Mathías
me recordaba un montón a mi sobrino cuando tenía su edad, más bueno que el pan,
aceptando cada una de las órdenes que se le daban, aunque fuera simplemente
llamarlo y que viniera correteando con más torpeza que otra cosa. Me extrañaba
no haber visto a Michelle con Mauricio y Mathías así que senté al pequeño a mi
lado y nos pusimos a ver FB para enseñarle fotos de sus papás, para ayudarle a
que no extrañara tanto el estar sin ellos. Veía fotos que jamás había visto
(las cuales, acabo de mirar y tampoco existen jajaja) y el enano venga a decir
papá y mamá. Una imagen preciosa del niño haciendo palmas y señalándoos en la
pantalla. Y ahí me desperté, viendo la sonrisa del pequeño como última imagen.
No soy de darle mucha importancia a los sueños, ni el
primero era tanto como para decir que se me está yendo la cabeza con tanta
violencia gratuita, ni el segundo me despierta el sentido paterno aún. Pero lo
cierto es que me encantaría volver a veros a vosotros dos y ver por primera vez
al pequeño Mathías. Cierro el post como todos los anteriores con la misma
coletilla, quedando demostrado que mientras dormimos, tenemos Pensamientos en
Sueños.